Pinturas de Ses Paradise
El escritor argentino Jorge Wilcock tuvo una feliz ocurrencia: titular El
Revés de la Trama a su
traducción de una novela de Graham Greene llamada The Heart of the Matter. Ese sólo juego entre títulos que propuso
Wilcock, moviéndose entre dos lenguas, develando en una lo que se oculta en la
otra, enuncia uno de los tropos posibles del arte.
Tropos posibles del arte: como si los hubiera finitos, unas cuantas
figuras que se repiten bajo distintos ropajes y circunstancias singulares. Como
si hubiera un fuera del arte, una atalaya, una torre de observación, desde la cual pudiera hablarse
administrativamente, cómodamente, elegantemente. Pico.
El revés de la trama is the heart of the matter. The Heart of the matter es el revés de
la trama. ¿Qué trama? La
única que pueda tener un revés: la exterioridad. Sus vericuetos, sus equívocos
y exactitudes, sus intensidades, sus accidentes, su ley sin ley. El símbolo
maestro de la exterioridad es el animal de presa. Su no saber es absoluto y se expresa en las frases sapienciales
en títulos que surcan, atraviesan y desgarran la superficie de la selva: take
a walk on the wild side. Hay
demasiado. Too much. Sólo
hay tiempo para el título en la superficie de la selva, en la selva de la superficie.
La hembra también no-sabe, y como un repliegue del afuera sobre sí mismo, se expone sin
mediaciones, sin resistencia alguna, como presa. Magullado, golpeado,
parapetado, camuflado; el cazador espera su momento.
¿Qué la pintura es territorio de profusiones viscerales en acomplejado
desprecio del concepto? ¿Qué el pintor es un pichulero impenitente y perezoso
que no reconoce Dios ni ley? Puede ser. Puede ser si no hubiera serie, si no
hubiera disposición de la serie indicando un recorrido. Si no hubiera un giro
inesperado que resuelve, que desata: una catástrofe. Un efecto de hendidura que
ningún cuadro, ningún trazo, por más salvaje o por más playero que sea, puede
representar.
Indicios de un recorrido para el animal sediento de sangre que entra a
la sala de exposición a matar. Animal sediento de superficie. Bestia llevada de
sus narices, a través de la selva, hasta la fuente misma de la sangre. Fija
los controles para el corazón…
se le advirtió. No hizo caso.
Desaparecida la selva, arriba, tres estrellas: tres fechas. Un corazón en el
centro. Astro rey. Y en el corazón del corazón: un título. Uno que estaba del revés y fue puesto del derecho.
En el corazón, los títulos están al derecho.
Están todavía al
derecho: pues ahora están
afuera. El interior se ha
manifestado, se ha sacrificado, para que se pueda habitar la superficie sin
parapetos, sin armamentos. Sagrado corazón. Fija los controles de la nave en
dirección del corazón del sol, a su destrucción, al sol del corazón.
Pablo Solari
Revista Ojos de Serpiente
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